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Conservar tus frutas y verduras favoritas para disfrutar de sus beneficios durante el invierno? Aquí tienes 5 técnicas analizadas en detalle. 
DESHIDRATACIÓNEste método ancestral de secado utiliza el calor del sol, hoy en día imitado muy fácilmente en casa con un deshidratador. El aparato retira poco a poco el agua contenida en los alimentos (y con ella, todo riesgo de contaminación bacteriana). Por debajo de 42 grados, se preservan las enzimas, así como los minerales, oligoelementos y una gran parte de las vitaminas. La deshidratación concentra los nutrientes (100 gramos de frutas secas contendrán más hierro, magnesio y potasio que 100 g de frutas frescas) pero conlleva una pérdida de vitamina C (la más volátil, junto con la vitamina B9...).
Tisanas, chips, caramelos, wraps, cueros de fruta... ¡las opciones son múltiples! El seminario web "Deshidratación fácil" de Aurélie Viard y Sarah Juhasz te da todas las claves para empezar bien con la deshidratación: ¡casi 3 horas de clases en línea y 18 recetas saladas y dulces !
¿Falta de energía? Piensa en los superalimentos deshidratados. Sustituir la sal por algas en copos secadas a baja temperatura ofrece un extra de yodo y contribuye a alcalinizar y remineralizar el organismo. Y mucho mejor que un té o un café, añadir una cucharada de hierba de cebada deshidratada a un jugo, batido, postre o puré crudo es el truco para un "impulso" 100% natural.
LACTOFERMENTACIÓN Otro método utilizado desde hace milenios, muy fácil de realizar en casa, la lacto-fermentación permite la conservación de vegetales y la formación de probióticos naturales (¡los más eficaces!). Ricos en enzimas, el valor nutritivo y la digestibilidad de los vegetales se mejora enormemente. ¡Estos superalimentos caseros tendrán un efecto protector sobre la flora intestinal y la energía global del organismo! Un consejo: para dinamizar tus preparaciones y multiplicar aún más su valor en minerales y oligoelementos, ¡utiliza plasma marino en lugar de sal! Compartiremos nuestra receta este jueves. 
LIOFILIZACIÓN Esta técnica, que apareció en Francia a principios del siglo XX, seca los alimentos por sublimación: el producto se congela primero, antes de proceder a la evaporación de su agua al vacío. ¡Así, el agua pasa de un estado sólido a gaseoso sin pasar por el estado líquido! Debido a que no hay intervención de calor, la liofilización conserva el volumen, el aspecto y los beneficios del alimento. Por ejemplo, el durian monthong de Biovie se liofiliza para aprovechar todas las virtudes energizantes y anti-estrés de este superfruto exótico, sin el olor incómodo de la fruta fresca.
CONGELACIÓN La congelación no debe confundirse con la ultracongelación, un proceso industrial que permite enfriar muy rápidamente hasta -30 o -40°. La congelación se realiza de manera más progresiva, y el alimento alcanza -18 a -20°.
Las frutas y verduras frescas congeladas serán más ricas en nutrientes que los alimentos que han permanecido algunos días en el refrigerador. Los procesos de degradación enzimática se interrumpen: el alimento conserva sus componentes importantes (¡y en particular la muy sensible vitamina C!). Biovie propone, por ejemplo, dos superalimentos congelados para que puedas aprovechar al máximo su potencial: polen de cistus de Pollenergie, congelado inmediatamente después de la cosecha, y alga Klamath proveniente directamente de Oregón, en forma fresca exclusiva.
PASTEURIZACIÓN La técnica inventada por Louis Pasteur consiste en calentar un producto durante aproximadamente 2 horas a presión ambiente entre 62 y 88 °C con el fin de destruir los gérmenes patógenos. Por lo tanto, también destruye las bacterias buenas útiles para el organismo... ¡pero también las enzimas y la mayoría de las vitaminas! Por esta razón, los jugos, batidos, compotas, sopas o gazpachos industriales tienen poco interés nutricional: ¡lo que aportan principalmente es azúcar !
Biovie ha decidido distribuir el tartar de algas Bretalg, que no está pasteurizado y contiene una mayoría de algas frescas, diferenciándose así de los tartares de la gran distribución bio. Trabajando en flujo tenso con su recolector, ¡garantizan la biodisponibilidad de un máximo de nutrientes !
