¿Cuáles son los beneficios de los alimentos crudos y las crudités?

¿Por qué es importante consumir crudités?

Las crudités son alimentos crudos que se deben elegir preferentemente de origen biológico y lo más frescos posible. Las crudités aportan los nutrientes vivos y fácilmente biodisponibles necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo: enzimas, vitaminas, bioflavonoides, polifenoles, polisacáridos, antocianinas, carotenoides y muchos otros fitonutrientes. Su consumo regular es indispensable para los procesos bioquímicos.

¿Cuáles son las crudités de verduras?

Las crudités de verduras incluyen, entre otras: ensaladas, zanahorias, remolachas, apios, nabos, coles, pepinos, perejil, rábanos, germinados (o brotes jóvenes y germinados de girasol, lenteja, trigo, cebada, alfalfa, frijol mungo, trébol, hinojo, cáñamo, puerro, etc.), algas marinas, oleaginosas (como almendras, nueces de Brasil, anacardos, nueces de Grenoble, semillas de girasol). Algunas de estas verduras como los apios, los nabos y las coles se utilizan a menudo en diversas métodos de conservación, lo que permite prolongar su frescura y su valor nutritivo.

¿Cuáles son los roles de los alimentos crudos?

Como alimentos vivos, las crudités aportan numerosas vitaminas (grupos A, B, C, E, etc.), oligoelementos, minerales y también sustancias biológicas (como enzimas, bioflavonoides, polifenoles, polisacáridos, antocianinas, carotenoides) que tienen como función estimular el sistema inmunológico, proteger y frenar el proceso de oxidación celular, controlar y ralentizar los mecanismos inflamatorios, fortalecer las paredes de las venas, arterias y capilares. También contribuyen a neutralizar los metales pesados que afectan al organismo.

¿Cuáles son los beneficios de las crudités?

Estos son todos los ámbitos en los que las crudités intervienen

• Reequilibrio del pH del organismo (equilibrio entre ácidos y bases), ya que casi todas las verduras frescas (excepto la acedera, el ruibarbo, la acelga o la pera) son alcalinizantes.
• Aumento del volumen del bolo alimenticio y del bolo fecal, lo que facilita el tránsito y evita el estreñimiento.
• Estimulación de la secreción de las glándulas digestivas y del peristaltismo intestinal por fricción contra la pared de la mucosa intestinal.
• Función hipoglucemiante y, por lo tanto, participación en la regulación del peso.
• Reducción de la absorción de tóxicos y, gracias a sus fibras, función protectora al fijar y eliminar sustancias indeseables, incluso cancerígenas, provenientes del metabolismo.
• Hidratación del bolo fecal.
• Aporte de una sensación de saciedad al llenar el estómago, lo que permite evitar el exceso de alimentos glucídicos-lipídicos o proteicos.
• Aceleración del tránsito gracias a las fibras, lo que disminuye el tiempo de contacto entre la mucosa intestinal y posibles tóxicos.

La celulosa de las crudités permite asegurar a lo largo del intestino delgado una flora aerobia de fermentación. Las fibras que contienen carbohidratos favorecen la presencia de “bacterias buenas” desde la segunda parte del intestino delgado hasta el ciego (final del intestino delgado) donde alcanzan su máxima intensidad. Así, impedirán que la flora de putrefacción se desarrolle y se extienda, lo que constituye una de las principales fuentes de desequilibrios patógenos de la flora intestinal. El fenómeno de putrefacción comienza normalmente a partir de la segunda mitad del colon transverso y a lo largo del colon descendente.

¿Cuáles son los beneficios de las crudités en la flora intestinal?

Las crudités permiten:

• estimular y fortalecer la inmunidad local y general;
• facilitar la síntesis de vitaminas en el intestino, especialmente las de los
grupos B y K;
• mejorar la digestión y la asimilación de nutrientes y minerales;
• favorecer la digestión de la lactosa (azúcar de la leche que los intolerantes no
pueden asimilar);
• evitar la hinchazón, los gases intestinales, las diarreas y el estreñimiento.

¿Cuáles son las precauciones a tomar con los alimentos crudos?

Es primordial consumir diariamente verduras crudas en cada comida para favorecer diferentes procesos bioquímicos indispensables para nuestro organismo. Las frutas crudas acuosas (como la manzana, la pera, la naranja y la mandarina) no deben consumirse durante las comidas, ya sea al principio o al final, porque su asociación con otros alimentos (como los almidones o los cereales) es fuente de problemas digestivos que causan hinchazón, gases, diarreas y otros trastornos de la salud.

En cuanto a las frutas, las frutas acuosas de la categoría de frutas ácidas (limón, pomelo, naranja, etc.) y en menor medida las frutas de la categoría semiácidas (manzana, pera, cereza, albaricoque, etc.) también forman parte de los alimentos crudos que se deben consumir de manera regular, pero las frutas ácidas y semiácidas deben consumirse en proporciones más moderadas que las otras frutas teniendo en cuenta su terreno orgánico para evitar favorecer una acidificación.