Travesía de los Pirineos
36 días después, tras haber comenzado en Hendaya y haber pasado por todos los estados emocionales posibles, he llegado a Banyuls-sur-mer, marcando el final de esta aventura o, debería decir, el comienzo de otra.
Además del regreso a lo esencial, que es innegable, esta aventura me ha llevado a reflexionar sobre la Salud.
Aún tengo en mente ese encuentro con una pareja de jóvenes jubilados que caminaban durante el día y me decían: «Lo que haces es genial, nosotros ahora tenemos tiempo pero ya no tenemos la salud para hacerlo…»
Es cierto, nos damos cuenta de la importancia de algo solo cuando lo perdemos; antes de eso, a veces ni siquiera somos conscientes de ello.
Esta experiencia me ha hecho reflexionar.
En el mundo «alternativo», si puedo decirlo así, la salud es la mayoría de las veces una meta a alcanzar, y creo que ahí radica todo el problema.
De hecho, al funcionar de esta manera, nos encerramos en una prisión dorada, aislándonos del mundo, de toda la volatilidad de la vida. Seguramente parte de un buen sentimiento, pero después de un tiempo se vuelve en nuestra contra. ¿Cuántas personas se han aislado de la vida de esta manera?
En teoría, caminar 9 horas al día con una mochila de 15 kg en la espalda bajo el sol, con poco descanso real, una alimentación pasable (¡excepto por las semillas germinadas, gracias Biovie!) durante 36 días probablemente no sea «saludable» y es incluso una prueba para el cuerpo. Sin embargo, es una experiencia realmente rica, con encuentros increíbles, paisajes increíbles, un verdadero baño de Naturaleza.
¿Debería haberme privado de eso solo porque se opone, al menos en parte, a los principios de una buena salud? Seguramente no.
Fue entonces cuando tuve una toma de conciencia:
La salud como un medio, no como un fin.
¿Un medio para qué? Para vivir experiencias como esta, para alcanzar objetivos ambiciosos, para estar en plena posesión de nuestros medios y así enfrentar la volatilidad del día a día.
Finalmente, cuidar de nuestra salud nos permite dar lo mejor de nosotros mismos en nuestro día a día, invertir plenamente en el sentido que le damos a nuestra vida.
La alimentación es una gran puerta de entrada a la salud, obviamente, y Biovie contribuye a mantener esa puerta abierta.
Esta caminata me sumergió aún más en la evidencia del camino que he elegido, el de ayudar a otros a recuperar la salud para vivir "cosas locas" utilizando como herramientas la osteopatía y la naturopatía, herramientas en las que me estoy formando actualmente.
Concretamente, esta travesía me hizo darme cuenta de la importancia de cuidarse y desde que regresé estoy tan feliz de encontrar productos frescos y una buena cama.
Además, me he lanzado a la producción intensiva de semillas germinadas porque ¡solo se puede nutrir la vida con vida!
Por cierto, las bolsas de semillas germinadas causaron sensación en el GR10.
Hasta pronto, espero,
Nicolas