El slow living, todos hemos oído hablar de ello, esta tendencia-concepto para contrarrestar los efectos negativos de una vida a mil por hora. Reducir la velocidad para ser feliz, reducir los riesgos de agotamiento o enfermedad, en resumen, evitar perderse o estrellarse contra la pared...
Esta filosofía de vida permite anclarse en el momento presente, sentir con más sensibilidad su entorno, vivir más conscientemente, recrear vínculos humanos más cualitativos.
Reducir el ritmo y apreciar cada momento, es la esencia misma de la vida. Mientras que viviendo a toda velocidad se pierde el sentido de lo que se hace, el valor de las cosas, y se le da una ventaja al estrés.
Entonces, obviamente, se trata de una noción atractiva y evidente en apariencia.
Pero habiendo experimentado el regreso a lo esencial, puedo decirte que no es necesariamente la cosa más fácil de lograr. ¡Y sin embargo, es tremendamente eficaz!⠀⠀⠀⠀
El secreto: reducir la velocidad, desconectarse para reconectarse mejor con uno mismo, un paso a la vez, siendo indulgente con uno mismo.
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Entonces te sugiero que comiences con lo que podría ser para ti un buen primer paso hacia el concepto de la slow life... desconéctate de las pantallas, tómate el tiempo para leer, escribir, practicar ejercicios de respiración, caminar en la naturaleza, pasar más tiempo de calidad con tus seres queridos, reír, jugar, meditar, jardinear, tomar un baño, cocinar, desarrollar tu creatividad, descansar o adaptar tu agenda según tu energía del día. Personalmente, me gusta tomarme el tiempo para evaluar mi nivel de energía por la mañana antes de salir de la cama. Luego adapto, tanto como sea posible, las actividades de mi día en consecuencia. Es un método muy eficaz para asegurarse de estar en sintonía con el ritmo que nuestro cuerpo y mente necesitan, evitar la presión... aprender a escucharse a uno mismo, simplemente.
Porque un estilo de vida slow necesariamente implica una conexión con tu intuición. Ser capaz de reconocer lo que nos hace bien y dejar ir lo que no nos conviene. Alejarse de lo superfluo, concentrarse en lo esencial.
Y también verás que adoptar una vida más suave permite luchar contra todas las energías negativas que contaminan nuestra mente y nos impiden conciliar el sueño. Después de unos días, los resultados ya estarán ahí: te dormirás más rápido, y tus noches serán más reparadoras.
Finalmente, vivir slow no es solo reducir el ritmo, es un estilo de vida completo que abarca la forma de consumir y otras nociones de comportamientos éticos como la Slow Fashion, el Slow Food, el Slow Travel, el Slow Parenting, el cero residuos…
Al final, el slow living es redescubrir el gusto por las cosas simples, tomar conciencia de lo que realmente importa, depurar nuestras necesidades y dejar ir todo lo que no es absolutamente vital.
¿Te llama la atención este estilo de vida? ¿Cuál podría ser la primera cosa que podrías implementar para acercarte a este concepto?
Si lo deseas, puedo acompañarte en tu proceso de volver a lo esencial en lo que respecta a la alimentación. Ofrezco una formación en línea: un Bootcamp culinario de 10 días para comer sano y delicioso, ganar tiempo, energía y creatividad en el día a día. Descubre mi programa por aquí.