¿Puede el estrés enfermarnos?

¿Puede el estrés enfermarnos?

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La fase 1 ;es una reacción de alarma. Frente al estrés, el organismo libera hormonas (adrenalina y noradrenalina) a través de la glándula médula suprarrenal. Estas hormonas aumentan la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el ritmo respiratorio y provocan una vasodilatación de los vasos sanguíneos de los músculos. Todas estas modificaciones tienen como objetivo preparar al organismo para "la huida o el combate". En la fase 1; "el estrés tiene el efecto de llamar a las células inmunitarias a su puesto de combate". Si la situación estresante persiste, el organismo entra en la fase de resistencia o fase 2.

La fase 2 ;un segundo eje neurohormonal, el eje corticotropo, se activa para preparar al organismo para los gastos energéticos que requerirá la respuesta al estrés. Entonces se secretan nuevas hormonas, los glucocorticoides, que tienen como efecto principal aumentar el nivel de azúcar en la sangre, pero también inhibir ciertos sistemas innecesarios para la respuesta al estrés, como el sistema inmunológico.

La fase 3 ;es la del agotamiento, cuando la situación estresante se prolonga aún más.

Los sistemas neurohormonales hiperestimulados se desajustan y el organismo se ve inundado de hormonas activadoras que se vuelven perjudiciales. El estrés se vuelve crónico cuando el cortisol permanece elevado una vez que ha terminado la acción del agente estresante. En pocas semanas aparecen dolores (cólicos, dolores de cabeza, dolores musculares y articulares, etc.), trastornos del sueño, del apetito y de la digestión, ansiedad, nerviosismo aumentado, dificultades para concentrarse.

El estrés crónico va a monopolizar las reservas de esteroles o grasas para la fabricación de hormonas como el cortisol, la cortisona, la corticosterona y la aldosterona, en detrimento de esteroides como la testosterona. De ahí una disminución de la libido, pero también de la actividad intelectual con fines creativos.

Cuando el estado de estrés se vuelve permanente, pueden aparecer alteraciones más graves en la salud: atrofia de las dendritas de las neuronas de la hipófisis. Esto afecta la memoria verbal y la memoria en contexto (particularmente el contexto emotivo).

Otras consecuencias pueden aparecer como la resistencia a la insulina que puede evolucionar hacia una diabetes, la depresión, la hipertensión arterial, los ataques cardíacos mortales en algunas personas predispuestas, la perturbación del metabolismo de los lípidos, la anorexia, la bulimia, el aumento de peso, el envejecimiento prematuro, los trastornos musculoesqueléticos, la disminución de la resistencia a las infecciones, las enfermedades autoinmunes, etc.

La pared del tubo digestivo alberga aproximadamente el 70 % de las células inmunitarias del organismo, así como 100 millones de neuronas distribuidas a lo largo de toda su extensión. Esto explica, entre otras cosas, cómo las emociones pueden alterar las funciones digestivas así como el rendimiento del sistema inmunitario.

Para evitar entrar en esta espiral infernal que destruye poco a poco, pero de manera segura, la salud, se aconseja evitar las situaciones demasiado estresantes y, sobre todo, aprender a gestionarlas cuando no se pueden evitar. También es favorable recurrir a una alimentación sana y equilibrada, que permita cubrir las carencias de nutrientes, pero también estabilizar la glucemia y la insulina, lo cual es primordial para una mejor regulación del estrés.

Un aporte adicional en forma de complejo rico en minerales y vitaminas naturales (B5, B6, C, entre otras), así como un aporte deomega 3 EPA / DHA, tomados en una dosis adecuada, ayudan a restaurar el equilibrio del organismo, a gestionar mejor los estados de estrés y a proteger las neuronas. Evite recurrir a estimulantes artificiales como la cafeína, el té, el alcohol o grandes cantidades de azúcar. Esto solo empeora la situación.

Acerca de la fase 3 del estrés, que es la del agotamiento, cuando la situación estresante se prolonga aún más, el Naturópata Robert Masson precisa:

El estrés (crónico e intenso) tendrá, por lo tanto, 3 acciones destructivas esenciales:

1. Una acción inmunodepresora (infecciones crónicas o recurrentes)

2. Una acción vasoconstrictora que se localiza en sitios variables en función de la herencia y la personalidad biológica: en uno, por ejemplo, el espasmo se producirá a nivel de las coronarias creando una angina de estrés. En otro, se observará un espasmo a nivel de las estructuras estomacales, lo que inducirá una úlcera, etc.

3. Una acción a nivel de las peroxidaciones orgánicas (destrucción de las membranas neuronales por los radicales libres).

En todos los casos de estrés reprimido que genera patologías, consideramos conjuntamente con las terapias específicas que veremos más adelante, los siguientes cuidados básicos:

- En caso de una agresión inmediata, se debe intentar, en la medida de lo posible, realizar un ejercicio intenso (correr en el bosque, nadar, andar en bicicleta, etc.), con el fin de provocar una redistribución del impulso nervioso a nivel muscular, reduciendo así entre un 50 y un 75% el impacto del estrés.

- Si no es posible hacer lo que se acaba de decir, tomar una ducha lo más rápido posible, ya que la piel forma parte, al igual que el sistema nervioso, del ectodermo y el agua que corre sobre la piel, sobre las terminaciones nerviosas de la piel, es una verdadera "ducha del sistema nervioso" bloqueando así el proceso destructivo del estrés.

¿Cómo bloquea el estrés la inmunidad ?

El estrés puede ser de diferente naturaleza: duelo, ruptura, micro-estrés repetido de la vida cotidiana, etc.


- Las membranas neuronales son destruidas por el estrés.

- El estrés desequilibra la flora intestinal.

- Las secreciones digestivas se ven alteradas por el estrés.

- El estrés frena las eliminaciones.

El sistema inmunitario, al estar debilitado por el estrés, ya no puede destruir eficazmente las células muertas y los microorganismos patógenos.

¡Cuídate !

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