1. Para preservar su capital enzimático
Las semillas germinadas son ricas en enzimas metabólicas (que aseguran el buen funcionamiento y la reparación de las células) Y digestivas (encargadas de descomponer los macronutrientes en micronutrientes).
Nuestra fuerza vital y la calidad de nuestra digestión están directamente relacionadas con nuestro capital enzimático, que disminuye naturalmente con la edad. Sin embargo, cuando una semilla germina, sus enzimas se activan y pre-digieren los nutrientes, ¡literalmente masticando el trabajo por ti! Las proteínas se convierten en aminoácidos, los lípidos en ácidos grasos y los carbohidratos en azúcares simples. En caso de problemas digestivos o fatiga, agregar al menos 1 cucharada de semillas germinadas por comida hace una diferencia rápidamente. ¡Disfrútalas desde el primer bocado!
2. Para beneficiarse de verdaderas bombas energéticas
Gracias a este trabajo enzimático, el contenido de nutrientes y su absorción se multiplican. Así, el frijol mungo y el fenogreco contienen un 30% de proteínas brutas. La alfalfa contiene hasta 10 veces más calcio que la leche y tiene un contenido de magnesio superior al de las almendras. El germen de trigo ve su contenido de vitamina C multiplicado en un 600% después de 5 días de germinación, ¡y en un 300% para la vitamina A !
3. Para llenarse de antioxidantes
Las semillas germinadas también son una oportunidad para llenarse de moléculas con acción anti-radicales específicas. Una manera deliciosa de asegurar una buena renovación celular y fortalecer la integridad del sistema inmunológico. Por ejemplo, las semillas germinadas de brócoli contienen hasta 100 veces más sulforafano que el vegetal: una molécula valiosa por sus propiedades protectoras del ADN, que se está estudiando por su papel en la reducción del riesgo de cáncer, Alzheimer y degeneración macular asociada a la edad (ver los trabajos del Dr. Paul Talalay de la Universidad Johns Hopkins en EE.UU.). Incluso se intentó patentar las semillas germinadas de brócoli (¡y afortunadamente fue rechazado!) en 2001 en Estados Unidos... ¡eso demuestra su potencia !
4. Para equilibrar su sistema hormonal
Algunas semillas son ricas en fitoestrógenos (fenogreco, trébol rojo, frijol mungo...). Estas isoflavonas ayudan a cuidar la salud de la piel y los huesos, a aliviar los trastornos de la menopausia, pero también a reducir los factores de riesgo de enfermedades cardíacas... ¡así como a reactivar la libido !
5. Para desintoxicar su organismo en profundidad
La riqueza en clorofila de las semillas germinadas también ayuda a absorber las toxinas digestivas, con un efecto diurético beneficioso. Algunas semillas también son ricas en compuestos sulfurados (rábano, puerro, mostaza...), que cuidan la buena salud de la esfera ORL y actúan como antimicrobianos intestinales y desintoxicantes hepáticos.
... ¡Entonces, a vuestros germinadores!